Cinco medidas falsamente eficientes

La conducción eficiente no es otra cosa que un conjunto de técnicas de conducción como utilizar bien las marchas o arrancar adecuadamente el vehículo que, conjugadas con una nueva actitud del conductor, dan lugar a una nueva forma de comportarnos al volante que mejora el confort y un aumento de la seguridad vial, además de obtener una disminución del consumo de carburante y de emisiones al medio ambiente asociadas, así como una reducción del coste de mantenimiento. Cuantificando lo que significa, la conducción eficiente permite conseguir un ahorro medio de carburante y de emisiones de CO2 de un 10% aproximadamente.

Para conseguir este porcentaje de disminución de nuestra factura económica y ecológica, frecuentemente se adoptan una serie de medidas falsamente eficientes con las que pensamos que ahorraremos combustible. Y nada más lejos de la realidad. Con las cinco medidas que desglosamos más sólo no ahorraremos ni un céntimo en combustible, sino que podemos poner en peligro el funcionamiento de nuestro vehículo, arriesgándolo a sufrir más de una avería. En Movento queremos ayudarte a que conozcas cuáles son estas cinco prácticas estériles. Eso sí, evitarlas es tu responsabilidad.

1. Utilizar gasolina de menor octanaje. El octanaje es una escala que marca la calidad y capacidad antidetonante de la gasolina para evitar explosiones en la combustión interna y para liberar la máxima cantidad de energía útil para el funcionamiento del coche. Si quieres preservar la salud de tu motor, utiliza el octanaje establecido por el fabricante. De esta forma no sólo conseguirás evitar posibles averías, sino que también conseguirás disfrutar al máximo de las prestaciones mecánicas de tu automóvil.

2. Circular en punto muerto. Todos los manuales de conducción eficiente desaconsejan la conducción en punto muerto, principalmente por razones de seguridad. Pero también por razones de eficiencia. Cuando el motor no lleva una marcha engranada, necesita inyectar gasolina de manera constante para no calarse, unos 0,6 litros por hora. Por otro lado, si circulamos con una marcha engranada son las ruedas las que mueven el motor (la transmisión y el motor están acoplados) y no es necesario inyectar combustible para que el coche siga en marcha

3. Apagar el alumbrado. Circular con las luces encendidas no aumenta el consumo de carburante, al menos de forma apreciable. Si bien es cierto que todo aquello que suponga un gasto de energía se traduce en un mayor consumo de carburante, el incremento al encender el alumbrado es mínima: no llega a 0,1 l/100 km si tu coche va equipado con unos faros halógenos tradicionales o de xenón, y es casi inapreciable si tu vehículo dispone de unas luces de día con tecnología Led.

4. Apagar el motor en los semáforos. Esta medida no es eficaz. Por norma general, la duración de un semáforo oscila entre los 20 y los 50 segundos, un espacio de tiempo muy corto para lograr un ahorro de combustible significativo, como el que se obtiene al apagar el motor en una retención en carretera, por ejemplo. Esta medida, por otro lado, implica un mayor coste de combustible ya que apagar el coche y volver a encenderlo en los semáforos implica un consumo un 10% superior a mantener el motor en marcha mientras esperamos a tener el semáforo en verde.

5. Ahorrar en mantenimiento. Una de las medidas más ineficaces en términos de eficiencia y ahorro es renunciar al correcto mantenimiento del coche. Lo que a priori puede parecer un ahorro a la larga se transformará en más averías y en más gasto económico. Lo que realmente ahorra dinero es efectuar un mantenimiento preventivo, al menos una vez al año. Tampoco está de más adoptar una serie de medidas como verificar el nivel de aceite con frecuencia, revisar el líquido anticongelante, cambiar los limpiaparabrisas en cuanto se nota que funcionan peor, mirar el estado del líquido de dirección hidráulica, ver mensualmente el nivel del líquido de frenos, o comprobar el estado de los neumáticos con frecuencia.

 

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Para disminuir nuestra factura económica y ecológica, frecuentemente adoptamos una serie de medidas falsamente eficientes con las que pensamos que ahorraremos combustible. Y nada más lejos de la realidad.